Ayer tuve un sueño.
A pesar de que deberías haberte ido, ahí estabas.
Bajo del crepúsculo en el estrecho pasillo, bailabas con un gatito.
Tenías una expresión extraña, parecía que estabas llorando, parecía que sonreías,
así que fingí no darme cuenta, hasta que desperté del sueño.
Cuando abro la ventana rota, debo encontrar una respuesta a la vez.
Incapaz de encontrarla, mi garganta se seca,
y las lágrimas vuelven a caer.
Profundo, profundo, profundo en la temblorosa acuarela, mi conciencia se está
completamente, completamente, completamente, lentamente derritiendo, como si me hundiera en ella.
El color de este sueño, tranquilamente se intensifica.
Cuando abro la ventana rota, debo encontrar una respuesta a la vez.
Incapaz de encontrarla, mi garganta se seca,
y las lágrimas vuelven a caer.
Profundo, profundo, profundo en la temblorosa acuarela, mi conciencia se está
completamente, completamente, completamente, lentamente derritiendo, como si me hundiera en ella.
Derritiéndose, derritiéndose, derritiéndose, sin entender nada, mi conciencia estará
para siempre, para siempre, para siempre sin entender nada.
Para siempre, para siempre, para siempre, sin cambiar.